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Feb. 2-26 Victor Lucero: "Cenizas en el Viento"

Cenizas en el Viento
2022
Mi mirada se obsesionó con el cielo durante el año 2020. Debido al acontecimiento histórico del confinamiento global tuve la oportunidad de irme a vivir al campo oaxaqueño y apreciar desde el paisaje rural el cambio a la nueva normalidad. Todo mi trabajo plástico cambió y exploré la actividad de la pintura al aire libre realizando apuntes de acuarelas. Recorrí los caminos hacia los cerros, los ríos y los campos de la Sierra Mixteca pintando y pensando en el mundo exterior del que me encontraba prácticamente incomunicado. Era imposible no recordar a José Maria Velasco quien retrata con tanta pasión el paisaje mexicano y su pintura era una motivación y una metáfora de ese México idílico en pleno desarrollo del Porfiriato que sigue vivo en la provincia del país pero que ahora nos resulta totalmente irreconocible en la capital. En mi deriva, aun revisando el terreno y la vegetación me concentraba más en el estudio de las nubes que resultaban para mi un ideal reto pictórico debido a que no podía presenciar estos colores cotidianamente en la ciudad.
Retomando estos apuntes en mi pintura representó a la Ciudad de México y sus volcanes como miniaturas en relación con sus formatos creando un juego de escalas para acentuar su inmensa extensión, simulando los cambios de luz del atardecer y aplicando una larga línea de puntos en la base que sugieren ser la luz de la población. La Ciudad de México contiene un balance cotidiano en su contraste de fealdad y belleza. Mi interés no está en el terreno, sino en lo que lo cubre, un cielo que a veces es puro color. Pero tanto la extensión de su geografía como la de su contaminación lumínica me resultan totalmente fascinantes. El cielo y sus nubes a veces nos ofrecen panoramas y atardeceres impresionantes en donde presenciamos colores muy saturados contrastados con los grises del concreto además de los toques eléctricos y hasta neón proyectados en el smog que componen una gama muy atractiva para mi al pintar. Y dentro de la poética del paisaje Méxicano retomó este gran oficio que ha obsesionado a muchos otros pintores ante la imponente belleza de este territorio y de este mismo valle.
Actualmente continuó practicando la pintura al óleo de paisaje al aire libre y en mi proceso encuentro que las metáforas son abiertas para el cielo, por lo que mi interés pictórico no es simbólico sino más bien matérico que cuando se ejecuta de forma ágil y ligeramente narrativa puede transmitir incluso hasta el movimiento.
Mi propuesta es apreciar esta nueva belleza que nos ofrece el paisaje de la ciudad determinando una postura contemplativa, ya que es en estos momentos cuando nos detenemos y observamos al cielo que sentimos una conexión especial con el territorio, creamos un sentido de identidad con la geografía de nuestro entorno y cuando observamos las nubes contemplamos su movimiento constante invitándonos a la reflexión sobre el tiempo en que vivimos y sus cambios. Es este el instante que deseo representar en el paisaje.